domingo, 25 de diciembre de 2011

La teoría de la evolución

El año toca a su fin y es momento de hacer resumen de lo acontecido a lo largo de estos meses, felicitarnos por nuestros aciertos y reconocer nuestros errores para no volver a cometerlos en el futuro.
Es tal la obsesión que el género humano tiene por recordar que los medios de comunicación parecen entrar por esta época en un túnel del tiempo donde vemos repetidas una y otra vez las imágenes del año saliente mientras nuestro devenir cotidiano parece semergirse en un impasse tan sólo perturbado por visitas familiares y cenas de empresa varias.

2011 ha sido sin duda un año convulso en la historia reciente de la humanidad. Si en 2001 cayeron las Torres Gemelas, 10 años después es el sistema al que representaban el que muestra síntomas importantes de inestabilidad.
Y si hay un hecho que se ha seguido de cerca en este blog es el llamado movimiento del 15M, la versión cañí de "la primavera árabe", una ola de agitación política y social inusual en unos tiempos donde el borreguismo y el sometimiento del pueblo al poder establecido han sido seña característica.
Tal es la repercusión de estos movimientos que la revista Time ha elegido como Personaje del Año a "The protester", una forma genérica de denominar a todos los que a lo largo y ancho del planeta Tierra se manifestaron con mejor o peor suerte en contra del establishment correspondiente.

Como ya se ha dicho, desde "Juanjo dice" se ha intentado informar, opinar y conocer más acerca del 15M español debido al carácter localista del blog, pero es momento de ampliar nuestro punto de mira y echar un vistazo a lo que ha ocurrido fuera de nuestras fronteras y tratar de analizar qué ha pasado y, quizá lo más importante, qué está pasando y qué va a pasar en este 2012 que deja ya verse en la esquina del calendario.

Suele fijarse como primer acto de esta "primavera árabe" el suicidio de Mohamed Bouazizi en Túnez. Era Bouazizi un vendedor ambulante de Sidi Bouzid que, harto de las condiciones económicas abusivas impuestas por las autoridades y el trato vejatorio y humillante al que le sometía la policía, decidió quemarse a lo bonzo frente a una delegación del gobierno.

Fue este gesto el que agitó las conciencias de sus conciudadanos y puso de manifiesto que algo no funciona como debe. Un único gesto (que supuso la muerte de Bouazizi) que movilizó a millones de personas en aras de un cambio, tal como sucedió en 1955 cuando Rosa Parks se negó a ceder su asiento del autobús a un hombre blanco.

En efecto, algo no funciona y es que mientras el pueblo malvive con unos pocos dólares al día, sometido a los continuos abusos del poder y humillado por las malllamadas fuerzas de seguridad, los Ben Ali (en Túnez), Mubarak (en Egipto) o Al-Assad (en Siria) se perpetúan en el poder a lomos de la corrupción política y económica.
No tardaron en llegar estos aires de libertad a occidente. Una sociedad aborregada y decadente que en los últimos años había vivido en una especie de placenta a través de cuyo cordón umbilical llegaban las migajas del alimento del poder.
Así, mientras Putin ejercía terrorismo de Estado en Chechenia o contra sus críticos, a los rusos les daba igual porque por fin tenían propiedad privada tras la caída del comunismo; mientras Berlusconi creaba leyes de inmunidad e inviolavilidad hechas a medida para poder seguir campando a sus anchas, a los italianos les daba igual porque les surtía de mujeres ligeras de ropa en la televisión; y mientras Camps y cía. recalificaban terrenos a cambio de suculentas comisiones, a los españoles nos daba igual porque nos daba empleo poniendo ladrillos en la infinitud de nuevas obras y nos traía carreras de Fórmula 1.

Pero la burbuja en que vivíamos explotó y lo que se conocía como el Estado del Bienestar tembló desde la cúpula hasta la base. El cordón umbilical se cortó y, mientras algunos quedaron con bonitos trajes italianos de sastrería muchos terminaron descalzos y en la calle.
Es así como esa "primavera árabe" (ensuciada por la guerra de Libia) se expandió hacia el resto del mundo y se convirtión en el mayor movimiento social de las últimas décadas.

Para una mayor información se recomienda leer lus numerosísimos artículos que se han publicado al respecto en todos los medios del planeta ya que no es el objeto de esta entrada realizar una síntesis del movimiento global.
Por contra, sí que creo conveniente lanzar una reflexión al respecto: ¿hacia dónde nos está conduciendo esta serie de revoluciones?
Uno de los objetivos que se ha propuesto en todas y cada una de las ramificaciones del movimiento es la de conseguir una democracia real, efectiva que recoja los verdaderos intereses del pueblo, ¿pero cuáles son estos intereses?
En los países en que ya se gozaba de una democracia al uso, en los que el movimiento promulgó la pluralidad, la apertura a nuevas opciones más allá de los partidos políticos tradicionales, la mayor importancia de las opiniones de la gente de la calle en la vida política resulta que la opción mayoritaria ha sido depositar su confianza en los tecnócratas, la derecha más conservadora o los organismos internacionales, en definitiva un voto al miedo, al "virgencita, que me quede como estoy".
Y mientras, los agentes del poder han cogido el cordón umbilical por el que solían alimentarnos para estrangularnos a fin de que los fallos de ese sistema donde el populacho ganaba 10 al tiempo que ellos ganaban  10000 sean asumidos a partes iguales por todos respondiendo al viejo lema capitalista "capitalizar las ganancias y sociabilizar las pérdidas".

Pero si el giro que ha tomado la política europea es paradójico, el devenir de los acontecimientos en el Magreb y en Oriente Medio resulta como poco inquietante.
Tras elecciones en las que se presentaron mil y un candidatos de la más variopinta condición (sólo faltó alguna estrella de Hollywood para parecer unas elecciones californianas) el poder ha ido a parar a manos de los islamistas "moderados". Algo para nada extraño si tenemos en cuenta que estos personajes son los únicos que gozaban de cierta organización bajo las dictaduras personalistas de Mubarak o Ben Ali.
Pero personalmente no creo que sea este el único motivo. Es una constante histórica en el mundo árabe que tras las revoluciones que han acabado con reyes, imperios o dictaduras comunistas han terminado por imponerse las teocracias, más o menos estrictas, pero siempre con legislaciones basadas en el Corán y en la interpretación que de él hacen imanes, ayatolás o personajes de diversa índole.

Es esto lo que me conduce a lanzar la reflexión de hoy.
Parece que la sociedad en general, y en particular la de los países africanos y árabes, es incapaz de coger las riendas de su propio destino y transformar esas ansias de libertad y de igualdad en algo tangible, en una democracia 100% funcional.
Es como si existiese la necesidad de tener un líder que nos conduzca en todo momento sin importar cuanta corrupcíón le rodee o cuán hipócritas sean sus actos. Es más, lo consideramos un pago mínimo que estamos dispuestos a asumr a cambio de su liderazgo y su abnegación al frente de la patria.
Y es que es mucho más fácil ponernos en manos de estos señores y echarles la culpa cuando las cosas van mal que hacer todo lo que está de nuestra parte para salir adelante y sobreponernos a las dificultades (al fin y al cabo, de esto han subsistido las religiones durante cientos de años).
Y centro mi crítica especialmente en estos países porque son los que tienen un camino más largo y duro por recorrer.
Mientras el estado Español (en sus múltiples formas) es una división administrativa con más de 2000 años de historia en los que ha habido colonizaciones, guerras foráneas, ocupaciones extranjeras, invasiones, reconquistas, reyes católicos, reyes centroeuropeos, reyes franceses, derrotas militares, monarcas absolutistas, repúblicas masónicas, dictaduras militares... hasta llegar a la actual "democracia", los Estados africanos e islámicos son entes creados por el ansia imperialista de occidente que destruyó las culturas originales de esas ubicaciones geográficas e impuso su modelo "democrático-capitalista" a pueblos cuya organización estaba al margen de este sistema.
Para cobrarse el "favor" prestado con la "democratización" de los pueblos del mundo, occidente se dedicó a armar a sus elegidos y hacer la vista gorda a las manipulaciones electorales a cambio de seguir sus designios. Por supuesto, estos elegidos no tardaron en encontrar oposición, con lo que desde hace decenas de años asistimos a un sinfín de guerras, golpes de Estado e invasiones que cambian de un día para otro los mapas y los libros de Historia.

¿Existe la solución para estos hechos? ¿Cuál es? ¿Realmente las nuevas revoluciones supondrán un cambio significativo para bien? ¿Es demasiado tarde para resolver esto? ¿Debemos salir todos juntos o recurrir al "sálvese quien pueda"? ¿Es necesario un cambio de sistema? ¿Hacia un sistema nuevo o hacia uno de los ya propuestos?

Son estas algunas de las preguntas a las que me gustaría que ustedes, lectores, diesen respuesta en sus comentarios.
No hay que olvidar que el concepto de Web 2.0 (que tan útil está siendo para la organización de estos nuevos movimientos) asienta su importancia en el papel que juegan los receptores a través de su participación activa, mucho más importante que la información estática que los autores podamos publicar.

Sin nada más por hoy, me despido con una canción. Y como no podía ser de otra manera, se trata de un grupo combativo por excelencia.

1 comentario:

  1. solo escribo para desearte, Juanjo, un feliz cumpleaños y un feliz año nuevo y todas esas mamonadas que se suelen decir en estas fechas.
    Espero que sigas con tus artículos en este blog y que la vida te depare algo bueno.
    Feliz año a tod@s

    ResponderEliminar