Pues bien, en el capítulo de ayer aparecía un taxista italiano al que se le preguntaba sobre el nuevo gobierno de Mario Monti, sucediendo al recientemente caído en desgracia Silvio Berlusconi, amante de las fiestas, el dinero y las 'velinas'.
Dicho taxista respondió sin ningún género de duda que a él le daba igual si un gobierno era mecánico o político siempre que lo hiciese bien.
Es a consecuencia de esto que vino a mi mente un tema que surgió en una de las tertulias a las que tuve ocasión de acudir el año pasado y cuya cuestión fundamental se resume en la pregunta: ¿La solución es política o técnica?
A decir verdad, no era un asunto que me pillaba de nuevas pues estudiando hace algunos años la biografía de Pío Baroja se decía que Baroja era partidario de una "dictadura inteligente". Este concepto me causó cierta contradicción pues se me antojó como un oxímoron al estilo de 'inteligencia militar', 'guerra humanitaria' o 'banca ética' pero decidí ir un poco más allá e investigar algo más el tema, lo que me condujo al conocimiento de ese término que ahora ha vuelto a saltar a la palestra: la "tecnocracia".
Según Wikipedia (esa fuente de conocimiento que supuso la caída de Encarta en el olvido) tecnocracia es:
A hypothetical form of government in which science would be in control of all decision making. Scientists, engineers and technologists who have knowledge, expertise or skills would compose the governing body, instead of politicians, businessmen and economists. In a technocracy, decision makers would be selected based upon how knowledgeable and skillful they are in their field.
Wikipedia
Esto es, en una tecnocracia los que ejercen el poder de decisión son elegidos en base a sus conocimientos y habilidades en el campo del que se les hace responsables, y no según una votación popular.
Es por eso que la tecnocracia se ha ganado a lo largo de la historia una mala imagen pues es el término que empleaban los dictadores para justificar los gobiernos elegidos "a dedo", ya que solía decirse que eran gobiernos elegido para el avance y el progreso del país (recuérdesen los pantanos de Franco que se mencionaron en "A José Antonio lo mataron por guapo").
El caso es que ese tufillo a fascismo y a Antiguo Régimen que se ha asociado tradicionalmente al término tecnocracia es lo que asquea a los círculos de raíz más progresista y de formación puramente humanística, pues el hecho de colocar en la cima de la sociedad a científicos, tecnólogos e ingenieros es algo que los deja fuera de lugar y reduce en gran medida su influencia sobre las decisiones.
Y volvemos con esto al debate que antes indiqué y a las cuestiones que en él aparecían (debo apuntar que este tema surgió a raíz de la crisis de Fukushima y el sempiterno debate energético).
Al parecer, mis contertulios, demócratas convencidos ellos, opinan que cualquier asunto debe ser sometido a votación mediante sufragio unversal y donde todas las opiniones tengan igual validez.
Eso está muy bien cuando se trata de elegir a nuestro representante en Eurovisión, pero cuando el asunto consiste en decidir la ubicación de un cementerio nuclear, ¿estamos dispuestos a dar la misma validez a la opinión de un catédratico de Física que a la del entrenador del Betis?
Pues me váis a permitir dar mi opinión personal: cuando quiera saber cómo sacar un córner preguntaré al entrenador del Betis, pero cuando se trate de cuestiones energéticas quiero que decidan los que saben del tema.
Y por si alguien todavía lo pone en duda, también me voy a conceder la licencia de plantear el siguiente ejemplo:
Imaginemos que un batallón de malvados alienígenas viene a conquistar la Tierra y antes de aniquilarnos nos da la oportunidad de jugarnos nuestras vidas en una partida de ajedrez. ¿Cómo preferiríais jugar contra ellos?
a) A través de una votación abierta en Internet de tal modo que, en cada turno, existe un tiempo donde cualquier individuo del planeta envía su propuesta de movimiento y la más repetida es la que realiza el equipo humano.
b) Viswanathan Anand (campeón mundial de ajedrez 2010) juega 1 contra 1 en representación de la humanidad.
Podéis responder en vuestros comentarios.
¿Y qué concede a alguien la calidad de experto en un tema? Pues cuando se habla de Ciencia y Tecnología esto parece ligeramente claro (y digo ligeramente pues, aún tratándose de ciencias formales o empírico naturales que descansan sobre unos axiomas generalmente aceptados, siempre existen diversas corrientes y tienen una importante componente experimental). No así cuando lo que se pone en cuestión responde al ámbito de las ciencias sociales por su alto grado de subjetividad.
Esto desconcierta terriblemente al mundo humanístico compuesto por politólogos, historiadores, sociólogos y compañía que ven cómo sus argumentos son continuamente refutados y/o manipulados por sus propios compañeros de profesión.
Y si este debate surge entre personas a las que se le supone una cierta formación en sus campos, qué decir cuando el que se pone al frente de la nave es una "máquina de partido", esto es, un individuo cuyo mayor logro profesional es haberse enrolado en las juventudes del partido de turno, haber seguido al pie de la letra las instrucciones marcadas desde la cúpula y haber apostado por el galgo ganador en las elecciones primarias.
Así tenemos nombramientos que resultan un tanto esperpénticos como el de José Blanco como Ministro de Fomento o el de Leire Pajín al frente de Sanidad.
Y si podemos tener como Ministro de Sanidad a alguien cuyo máximo contacto con ella es hacerse radiografías de vez en cuando quién dice que no podemos poner de Ministra de Cultura a Belén Esteban o de Secretario de Estado para el Deporte a Falete. Si la mayoría lo quiere así...
Bueno, creo que ya he dejado algunos elementos para la polémica y como el objetivo de este blog es informar a la par que entretener, aquí va la parte de entretenimiento: ¿y por qué no dar un paso más y optar por la technocracia? una forma de gobierno liderada por los gurús del techno donde el palacio presidencial sea Pachá y la ruta del Bakalao Nuevos Ministerios.
Estos serían algunos de sus miembros:
Nada más por hoy. Como siempre, espero impaciente vuestros comentarios mientras preparo la siguiente entrada de este Blog, donde creo que va siendo hora de cumplir algunas promesas que hice hace tiempo.
Recibid un cordial saludo.
Así tenemos nombramientos que resultan un tanto esperpénticos como el de José Blanco como Ministro de Fomento o el de Leire Pajín al frente de Sanidad.
Y si podemos tener como Ministro de Sanidad a alguien cuyo máximo contacto con ella es hacerse radiografías de vez en cuando quién dice que no podemos poner de Ministra de Cultura a Belén Esteban o de Secretario de Estado para el Deporte a Falete. Si la mayoría lo quiere así...
Bueno, creo que ya he dejado algunos elementos para la polémica y como el objetivo de este blog es informar a la par que entretener, aquí va la parte de entretenimiento: ¿y por qué no dar un paso más y optar por la technocracia? una forma de gobierno liderada por los gurús del techno donde el palacio presidencial sea Pachá y la ruta del Bakalao Nuevos Ministerios.
Estos serían algunos de sus miembros:
Los "technócratas"
Nada más por hoy. Como siempre, espero impaciente vuestros comentarios mientras preparo la siguiente entrada de este Blog, donde creo que va siendo hora de cumplir algunas promesas que hice hace tiempo.
Recibid un cordial saludo.



El prometido artículo sobre Pérez Reverte se acerca. Como anticipo, os dejo unas líneas de la novela suya que me estoy leyendo y que viene muy al hilo de este artículo:
ResponderEliminar"... Y ya que menciona el tema, le diré que prefiero ser gobernado por César o Bonaparte, a quienes puedo intentar asesinar si no me placen, antes que ver decidirse mis aficiones, costumbres y compañía por el voto del tendero de la esquina... El drama de nuestro siglo, don Marcelino, es la falta de genio; que sólo es comparable a la falta de coraje y a la falta de buen gusto. Sin duda, eso se debe a la ascensión irrefrenable de los tenderos de todas las esquinas de Europa."
No diré de cuál de sus novelas se trata para dejar algo de intriga, pero creo que este fragmento suma más elementos de reflexión a los ya expuestos en el artículo.