Es momento, pues, de realizar algunas reflexiones sobre las "reformas" según la prensa conservadora o "recortes" para los medios progresistas.
A día de hoy podemos decir que las elecciones del pasado 20N fueron un mero ejercicio de teatro, de seguir haciéndonos creer que nuestro voto sirve para algo, cuando en realidad hace ya meses que el rumbo de la política española viene marcado por el tándem Merkel-Sarkozy.
Ambos han visto en el hundimiento griego la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa y reforzar el liderazgo francoalemán en la zona euro.
¿Cómo? Pues igual que esas madres que atemorizan a sus hijos con las desgracias de los otros niños diciéndoles que acabaran igual si no hacen lo que les dicen.
En efecto, hay en Europa un Hermano Mayor cuya función es atar bien atados a los niños conflictivos, y esos niños conflictivos no son otro que los ciudadanos de este nuestro tan demacrado país.
Como ya se ha dicho, el castigo de esta semana ha recaído sobre Sanidad y Educación como ya lo hizo anteriormente sobre funcionarios con la reducción del 5% del sueldo, farmaceúticos con el impago de facturas o asalariados en general con la nueva reforma laboral.
Pero, ¿realmente es necesario actuar de manera tan agresiva sobre estos colectivos? ¿servirán para algo esas medidas?
Una vez ahogado en su propia inmundicia el sector del ladrillo, los "recortadores" han puesto su punto de mira en el sector público y han comenzado a ofrecer en sacrificio todos sus elementos para mayor honor y gloria de la diosa Banca y ante los aplausos enfervorecidos de biliosos ex-albañiles.
Una de las quejas más comunes y repetida como un mantra por las señoronas neocon que son entrevistadas por la tele al salir de misa es "se ha malgastado mucho".
Y no andan muy lejos de la realidad.
En efecto, durante los años del superávit, del "España va bien" y de "la Champions League de la economía" el sector público fue un pozo sin fondo donde la riqueza fluía como si vinera en barcas desde América como en el siglo XVI.
Es un hecho que cuando llegaba la asignación presupuestaria a un centro público nunca sobraba dinero. Si al centro X le llegaba una partida de 100000 euros y sólo eran necesarios 30000 para su mantenimiento, sus directores no devolvían los 70000 restantes al organismo central y los empleban en obras y caprichos innecesarios.
Así pudimos ver como se cambiaban sistemas de calefacción en hogares de jubilados cada 2 años o decenas de ordenadores trimestralmente en delegaciones. Como resultado, conserjes con ordenadores más potentes que Bill Gates, salas de espera con muebles de diseño o rectores de universidad con coches blindados a lo Barack Obama.
¿Excesivo? Por supuesto que sí. Pero no era más que otro de los elementos del ciclo del lujo. Esos que en su momento hicieron el agosto cayendo posteriormente y que ahora piden la cabeza del funcionariado aprovechaban estas circunstancias ofreciendo sus servicios siguiendo siempre el leitmotiv de "es para la administración, cóbrales más".
No vivimos, por tanto, otra cosa que un aumento desmedido de la corriente monetaria que fluía por las venas del sistema económico español, donde desde arriba hasta abajo de la pirámide social, todo el mundo chupó lo que pudo de las ubres del Estado. Una pirámide que no dista mucho de la pirámide de la sociedad egipcia y que por la época del ladrillazo había engordado en todos sus niveles.
Mucha gente (entre ellos esa tribu urbana que definí en su momento como los nostálgicos) acusa de ello a la entrada de España de el euro.
No creo que sea ese el único motivo, pero es innegable que desde 2001, lo que valía 100 pesetas pasó a valer 1 euro. Un aumento de precio de más del 50% en multitud de gastos de la vida cotidiana. Sin embargo, los salarios de esos funcionarios tan atacados ahora no aumentaron en la misma proporción.
¿De qué sirven las autopistas norcoreanas de 5 carriles si nadie puede tener un coche propio? Esto es, ¿De qué vale tener una moneda potente en constante lucha con el dólar si tu país no puede avalar ese "poder"?
A día de hoy nos encontramos con una Europa de dos velocidades en la que el coste de la vida de la Europa pobre se asimila al de la Europa rica estando su renta per cápita todavía lejos de estos.
Un ejemplo sangrante de esto es la reciente subida del precio del metro de Madrid. En menos de un año el billete sencillo ha pasado a valer el doble.
La polémica campaña tras la primera subida del billete de metro junto a una atenta observación que hizo alguien
Porque al cierre del grifo del dinero se ha sumado un afán recaudatorio nunca antes visto. Y el objetivo, el mismo que el de antes, ahogar a los que aún tienen la suerte de conservar su trabajo.
Y aún hay gente que aplaude estas medidas, sin darse cuenta de que lo que antes era el ciclo del lujo ahora puede convertirse en el ciclo de la pobreza, que por los mismos conductos por donde fluía el champán también puede correr el veneno que destruya el sistema.
Muchas de las nuevas medidas están orientadas al aumento de la jornada laboral de los funcionarios. Los palmeros del gobierno ya han sacado sus clásicas frases de "que trabajen como yo, que abro el bar desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la noche", "menuda jeta tienen los profesores, 2 meses de vacaciones y todavía se quejan".
Este aumento no tiene otro objetivo que el de adelgazar el cuerpo funcionarial hasta su mínima expresión. El mecanismo parece bastante claro: Si en un puesto hay 8 personas que trabajan 35 horas semanales y se les aumenta su jornada a 40 horas semanales, el mismo trabajo estaría cubierto por sólo 7 personas. Dado que el funcionario de carrera tiene garantizado su puesto de por vida, dicha reducción llegará cuando una de ellas se jubile.
Ahora bien, ¿qué efectos tiene esto sobre la pirámide social? ¿Qué dirán las señoronas neocon cuando se les anuncie que se reducen sus pensiones porque donde antes cotizaban 8 persona ahora cotizan 7 y hay que pagar una pensión más? ¿Qué dirá el dueño del bar cuando el profesor de sus hijos esté de baja y no se mande a ningún sustituto? ¿Que dirá el periodista de Intereconomía cuando se lesione jugando al pádel y no haya un solo médico disponible que pueda atenderle?
Porque el ciclo de la pobreza es si cabe más imediato que el del lujo.
Si a un bar acuden 15 funcionarios en vez de 25, el dueño necesitará menos camareros y menos leche para cafés. Si 10 bares piden menos leche para cafés, la empresa distribuidora necesitará menos transportistas y almacenará menos leche. Si se reduce la producción de leche necesaria, se hará un ERE en la planta de tratamiento y los ganaderos suministradores tendrán que sacrificar sus vacas. Si hay menos vacas, se realizarán menos controles y se necesitarán menos trabajadores en Sanidad y vuelta a empezar.
Todo parece, por tanto, apuntar hacia la tan temida recesión.
¿Qué hacer? ¿Ha llegado el momento del Decrecentismo?
A mi no me preguntéis, no soy economista (y dudo de que muchos de los que lo son tengan mucha idea al respecto).
Esta semana corto (nunca mejor dicho) el artículo aquí. Sobre este tema hay mucho más que debatir, por lo que no descarto una segunda parte hablando de algunos aspectos particulares.
Ya lo pensaré, mientras tanto recibid un cordial saludo de mi parte.



En primer lugar, quería felicitarte por el artículo.
ResponderEliminarY ahora quería dar mi opinión acerca del tema. Todos sabemos que las cosas están fatal, que se necesitan reformas, ideas nuevas, en general un cambio de aires en la política que lleve a España a la senda de la creación de empleo y de encontrarse en una situación más cómoda de la que nos encontramos. Pero estos recortes o reformas, según a quien le preguntes, no es nada más que la pescadilla que se muerde la cola. Ni soy un entendido ni quiero serlo, pero creo yo que la solución no se encuentra en acabar con la deuda, ¿por qué a costa de quien y cambio de que? Del derecho a los pilares básicos del estado del bienestar, que son la sanidad y la educación.
El día que acaben con la deuda, que no lo tengo tan claro, ¿cuantos millones de parados habrá?, ¿cuantas familias con todos sus miembros se encontrarán en el paro?, ¿cuantas personas se encontrarán en el límite de la pobreza?, ¿de verdad queremos llegar a esto?. Yo creo que ese no es el camino y ya se está comprobando que no es la solución, porque la persona que nos iba a sacar de esto y que nada más llegar al gobierno arreglaría las cosas no ha hecho más que incrementar el paro, aumentar el endeudamiento de las familias,etc. Y ahora lo único que se le oye decir es que estos recortes son necesarios porque el antiguo gobierno dejó las cosas peor de lo que pensaban.
Basta ya de echarse mierda los unos a los otros e intenten hacer las cosas lo mejor posible, que la vida se ve muy fácil desde su butaca en lo alto de la pirámide y somos nosotros los que sufrimos las consecuencias, basta ya de reirse de la gente humilde y trabajadora, BASTA YA.
Me gustaría abrir un nuevo tema de debate, el de la subida de las tasas en la universidad.
El asunto es que han subido las tasas de matriculación en un 66% (para las primeras matrículas, las segundas y sucesivas el aumento es mayor pero no se en que proporción).
No se si se piensan los señores que nos gobiernan que todos aquellos que estudian tienen la solvencia económica para costearse una carrera, y me diréis que para ello existen las becas, pero señores si suben las matrículas en consecuencia subirán esas becas en la misma proporción y la gente que no pueda acceder a becas y antes llegara justito para pagar ahora lo más seguro es que tenga que dejar de estudiar.
En mi humilde opinión, ellos quieren que a partir de ahora solo estudien y tengan derecho a la sanidad los ricos.
En conclusión y lejos de querer ser alarmista, creo que o mucho cambian las cosas o de esta no nos saca ni Dios.