sábado, 28 de abril de 2012

Algo pasa con Juancar

¡Nants ingonyama bagithi baba! ¡Sithi uhhmm ingonyama!

Qué mejor manera de comenzar este artículo con la canción de El Rey León para irnos poniendo en situación. Imagínense un lugar recóndito de Botsuana. Un elefante camina tranquilamente por la sabana y en ese momento aparece un Jeep del que bajan un par de tipos con escopeta y le incrustan un balazo en el lomo. No sólo eso, sino que siguiendo el tuenti-way-of-life de los chonis y canis españoles, a los valientes cazadores no les basta con ejecutar semejante hazaña y se hacen una foto delante del trofeo para fardar delante de los colegas.

Hasta aquí todo normal. Si yo tuviera una importante fortuna posiblemente también cazaría elefantes, comería caviar o haría mis necesidades en un wáter de oro. En fin, ese tipo de cosas que a todas luces parecen una tontería (y lo son) pero que sirven para indicar que tú eres rico y los demás no.

Lo dicho, pero ahora imagínense que uno de los tipos que bajan del Jeep es Su Majestad el Rey don Juan Carlos y que en uno de los lances de la expedición sufre una caída y se rompe la cadera obligándole a retornar a España y someterse a una operación de urgencia.
La polémica está servida.

Una foto tan increíble que todo el mundo pensó que era un fake

El Elefante-gate es el último incidente de la accidentada historia reciente de la Casa Real. Cuando hace algunos años se miraba a la monarquía británica con sus divorcios, infidelidades, muertes, adicciones etc. el sentimiento de la ciudadanía española solía ser "¡Menos mal que esto aquí no pasa!"

Sin embargo, en 2007 el devenir de los Borbones se torció de manera dramática: el "cese temporal de la convivencia" entre la infanta Elena y Marichalar, la posterior publicación en que se acusaba a Marichalar de coquero, la quema de sus fotos en Cataluña, el asunto Chávez o la muerte de la hermana de Letizia acabaron con ese halo etéreo que les envolvía.
Luego llegaron la final de Copa Athletic-Barça, las operaciones del Rey o las declaraciones de la Reina.
Y cuando parecía que nada podía ir a peor, llegó la temporada 2011-2012 con la imputación de Urdangarín, el disparo de Froilán y el asunto que nos ocupa, el elefantazo.

Es el del elefante un asunto lleno de interrogantes a cada cual más enigmático: ¿Nadie sabía dónde estaba el rey? De no ser por la caída, ¿no hubiera salido este viaje en los medios? ¿Fue un viaje de vacaciones o de negocios? En caso de ser de vacaciones, ¿fue invitado o tiró de fondos públicos? Siendo tan aficionado como es a la caza, ¿por qué es presidente de honor de WWF? ¿Por qué se deja fotografiar con el trofeo?...

Lo estrambótico del caso ha dado lugar a mofa e indignación a partes iguales. Por un lado tenemos a demagogos, republicanos, independentistas y demás diciendo: "Con la que está cayendo y el rey por ahí de caza. Indignante." y por otro a millones de tuiteros sacando el humorista que llevan dentro.

Lo único cierto es que don Juan Carlos es de esas personas a las que se les odia por pura envidia, como Justin Bieber o Guti (imperdible el último anuncio de la Quiniela protagonizado por Guti http://www.youtube.com/watch?v=Bi8saCAaJAo). Como estos dos, su Majestad es un prototipo de vividor o, como dirían los franceses, un bon vivant.
Desde siempre han corrido historias varias sobre sus aventuras, como las rutas en moto, las cacerías con gente VIP o las excursiones a la Fórmula 1. Anécdotas que nos resultaban graciosas y divertidas por toda la campechanía que derrochaba en todas ellas.
Pero de un tiempo a esta parte, el mal rollo que se está apoderando de este país como consecuencia de la crisis económica ha puesto al monarca en la diana de las críticas. El sólo hecho de pensar que mientras 5 millones de españoles no tienen oficio alguno, otro está en Botsuana de caza es suficiente para que muchos vean en ello una ofensa sin siquiera preguntarse qué o cómo estaba allí el rey.

Pues bien, ha trascendido que el viaje del rey iba a cargo de Mohamed Kayali, un tipejo sirio que realizó ciertos tejemanejes claves para que empresas españolas consiguieran la concesión del tren de alta velocidad entre Medina y La Meca.

No sé si ustedes recordarán mi artículo sobre el mundo laboral (pueden recordarlo en http://www.jjmuser.blogspot.com.es/2011/11/entrevista-con-el-vampiro.html) pero hubo algo importante que pasé por alto: ¿cuáles son las cosas que realmente importan para obtener un trabajo?
Pues son estas:
1. Referencias. Lo que toda la vida se ha llamado enchufe. Si tienes buenos contactos, da igual cuan incompetente seas, el trabajo es tuyo.
2. Experiencia. Como las mujeres, las empresas desean lo que tienen otras empresas así que la segunda arma más efectiva  para que te ofrezcan un trabajo es tener uno ya.
3. Estudios. Realmente no vale para nada. A día de hoy es sólo un elemento de corte, como tener los papeles en regla o no tener antecedentes penales.

El caso es que cuando entras a un sitio por referencias, debes rendir constante pleitesía al que te ha concedido el favor. Si quiere que le laves el coche, tendrás que lavarle el coche y si quiere que te vayas con él a cazar elefantes, pues te vas a cazar elefantes. Así pues, ¿Qué hacía el rey en Botsuana? Devolver el favor que los señores árabes nos habían hecho.
Cierto es que al rey seguramente no le haya costado un gran sacrificio enfundar la escopeta y marchar a África a practicar una de sus aficiones, pero el objeto de la visita no era otro que darle coba a los benefactores de España.
La diplomacia funciona así. Favores pagan favores y los grandes acuerdos no se consiguen con el mero diálogo. Posiblemente es esta la causa por la que no se hubiese tenido conocimiento del accidente de no ser por la caída real.
Es en este punto donde reside el verdadero escándalo. Lo grave no es que don Juan Carlos se vaya de viaje con el temporal que está cayendo en España y en su familia, sino la de trapos sucios que esconde la diplomacia y que a los ciudadanos se nos oculta (aquí ya podéis hablar de masones, sociedades secretas y clubes Bilderberg si queréis).
Si no, ¿de dónde viene el interés de las grandes empresas por contar entre sus filas con los poderosos cuando estos abandonan el cargo (ejemplos: Aznar en Endesa por 200000 € anuales o Felipe en Gas Natural por 165000 € anuales)?

Dejo ya aquí el elemento de reflexión de esta entrada, pero volvamos a la figura del rey de España.

Nació Don Juan Carlos el 5 de enero de 1938 en Roma con lo que ser italiano ya nos da una pista del gusto del monarca por la dolce vita. A esto se añade el hecho de ser un príncipe exiliado, que es incluso mejor que ser un príncipe en activo, ya que puede disfrutar de toda la fortuna familiar sin ni siquiera tener que acudir a los coñazos actos que manda el protocolo, como los desfiles o los discursos.




Siendo todavía un chaval, tuvo su Majestad su primer accidente con la caza cuando su hermano pequeño falleció en circunstancias todavia sin aclarar mientras ambos "jugueteaban" un rato con escopetas (por si os quedaba alguna duda, ahora veis a quién ha salido Froilán).

Sin embargo, este suceso no hizo mella en el ánimo de don Juan Carlos y, como ese ludópata que pierde la casa y el coche en el bingo, siguió practicando el antiguo arte de la caza.
Eso sí, aunque rompió en muchas cosas con el antiguo régimen, en lo que a caza se refiere, su Majestad siguió empleando las viejas técnicas franquistas. Si al Generalísimo le ponían salmones de 30 kilos en la punta de la caña para grabar un capitulito del NO-DO (el Youtube de la época), al monarca le ponen a tiro a las más variadas especies desde el ya citado elefante africano hasta el oso ruso borracho.
Y es que el que ha ido alguna vez de caza sabe que no hay nada más desolador que gastarse un pastón en un viaje al campo y que el único animal que te lleves a casa sean los mosquitos pegados al parabrisas del coche. Un dominguero cualquiera puede tolerar esa frustración, pero el rey de España no.

Bueno, eso si el coche al que se nos han adherido los mosquitos no es un Rolls-Royce Phantom, un Maserati Quattroporte, un Porsche 959 o cualquiera de lo 70 coches que ostenta en propiedad el rey. Y para los indignados que ya estén echando espumarajos por la boca os revelo que, al igual que los viajes de caza, dichos coches son regalos y herencia de personalidades varias entre las que se encuentran directivos de marcas de lujo, jeques árabes o dictadores (a destacar el Mercedes 540 G4 de 6 ruedas obsequio de Hitler a Franco y a posteriori a Juan Carlos I).
Ahora bien, esos coches no van a pedales, y la Casa Real tiene 65 empleados encargado de tener bien lleno el depósito para cuando el rey se quiera dar un garbeo (echad los espumarajos ahora).

Porque la otra gran pasión del rey es la velocidad.
En esta ocasión su Majestad estaba en Botsuana de caza, pero no son pocos los eventos a los que ha faltado por encontrarse en un Gran Premio de fórmula 1 o de motociclismo.

Y os cuento a continuación una anécdota que retrata a la perfección el carácter del rey:
Resulta que en cierta ocasión McLaren invitó a don Juan Carlos a montarse en un fórmula 1 con el campeón del mundo Mika Häkkinen para lo cual le hicieron un chasis biplaza especial. Mientras enseñaban el artefacto al rey le dijeron: "Si quiere que Mika vaya más despacio, pulse este botón" a lo que contestó: "¿Y si quiero que vaya más rápido?"
Como si fueseis de Recursos Humanos (ese imperio del mal) os dejo que analicéis este hecho y me contéis qué os dice respecto a la personalidad de Juan Carlos I.


¿Alguien todavía duda de que Juan Carlos I es motorista y fantasma?

Tampoco podemos olvidar la clásica leyenda urbana de "el rey en moto". Un ciudadano se queda colgado en una carretera perdida. En ese momento llega un misterioso motorista vestido de negro y dice "¿Puedo ayudarle en algo?" Acto seguido se quita el casco y resulta ser el rey de España.

Podría seguir escribiendo sobre el rey, su vida, obra y milagros durante horas, pero es momento de que los lectores pongan su granito de arena y comenten su opinión respecto a don Juan Carlos, la monarquía, España, o lo que quieran.

Yo, personalmente, lo que tengo es envidia hacia el rey, por la vida que se pega. Definitivamente todos deberíamos ser iguales, pero por arriba. Esto es, igual de vividores y campechanos que el rey.

Y para despedirme, os dejo con un tema clásico, con los Austrias y con los Borbones y con esos nietos que hacen que la historia se repita.


Nos vemos en la próxima entrega de JUANJO DICE

sábado, 14 de abril de 2012

Piedra, papel, ¡tijeras!

Como los padrinos catalanes que regalan a sus ahijados la clásica mona de Pascua, el pasado lunes el gobierno, nota de prensa mediante, nos obsequió con un "ahorro" de 10000 millones de euros en Sanidad y Educación, las joyas de la corona del Estado del Bienestar.

Es momento, pues, de realizar algunas reflexiones sobre las "reformas" según la prensa conservadora o "recortes" para los medios progresistas.

A día de hoy podemos decir que las elecciones del pasado 20N fueron un mero ejercicio de teatro, de seguir haciéndonos creer que nuestro voto sirve para algo, cuando en realidad hace ya meses que el rumbo de la política española viene marcado por el tándem Merkel-Sarkozy.


Ambos han visto en el hundimiento griego la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa y reforzar el liderazgo francoalemán en la zona euro.
¿Cómo? Pues igual que esas madres que atemorizan a sus hijos con las desgracias de los otros niños diciéndoles que acabaran igual si no hacen lo que les dicen.
En efecto, hay en Europa un Hermano Mayor cuya función es atar bien atados a los niños conflictivos, y esos niños conflictivos no son otro que los ciudadanos de este nuestro tan demacrado país.

Como ya se ha dicho, el castigo de esta semana ha recaído sobre Sanidad y Educación como ya lo hizo anteriormente sobre funcionarios con la reducción del 5% del sueldo, farmaceúticos con el impago de facturas o asalariados en general con la nueva reforma laboral.
Pero, ¿realmente es necesario actuar de manera tan agresiva sobre estos colectivos? ¿servirán para algo esas medidas?

Una vez ahogado en su propia inmundicia el sector del ladrillo, los "recortadores" han puesto su punto de mira en el sector público y han comenzado a ofrecer en sacrificio todos sus elementos para mayor honor y gloria de la diosa Banca y ante los aplausos enfervorecidos de biliosos ex-albañiles.

Una de las quejas más comunes y repetida como un mantra por las señoronas neocon que son entrevistadas por la tele al salir de misa es "se ha malgastado mucho".
Y no andan muy lejos de la realidad.

En efecto, durante los años del superávit, del "España va bien" y de "la Champions League de la economía" el sector público fue un pozo sin fondo donde la riqueza fluía como si vinera en barcas desde América como en el siglo XVI.


Es un hecho que cuando llegaba la asignación presupuestaria a un centro público nunca sobraba dinero. Si al centro X le llegaba una partida de 100000 euros y sólo eran necesarios 30000 para su mantenimiento, sus directores no devolvían los 70000 restantes al organismo central y los empleban en obras y caprichos innecesarios.
Así pudimos ver como se cambiaban sistemas de calefacción en hogares de jubilados cada 2 años o decenas de ordenadores trimestralmente en delegaciones. Como resultado, conserjes con ordenadores más potentes que Bill Gates, salas de espera con muebles de diseño o rectores de universidad con coches blindados a lo Barack Obama.
¿Excesivo? Por supuesto que sí. Pero no era más que otro de los elementos del ciclo del lujo. Esos que en su momento hicieron el agosto cayendo posteriormente y que ahora piden la cabeza del funcionariado aprovechaban estas circunstancias ofreciendo sus servicios siguiendo siempre el leitmotiv de "es para la administración, cóbrales más".

No vivimos, por tanto, otra cosa que un aumento desmedido de la corriente monetaria que fluía por las venas del sistema económico español, donde desde arriba hasta abajo de la pirámide social, todo el mundo chupó lo que pudo de las ubres del Estado. Una pirámide que no dista mucho de la pirámide de la sociedad egipcia y que por la época del ladrillazo había engordado en todos sus niveles.


Mucha gente (entre ellos esa tribu urbana que definí en su momento como los nostálgicos) acusa de ello a la entrada de España de el euro.
No creo que sea ese el único motivo, pero es innegable que desde 2001, lo que valía 100 pesetas pasó a valer 1 euro. Un aumento de precio de más del 50% en multitud de gastos de la vida cotidiana. Sin embargo, los salarios de esos funcionarios tan atacados ahora no aumentaron en la misma proporción.
¿De qué sirven las autopistas norcoreanas de 5 carriles si nadie puede tener un coche propio? Esto es, ¿De qué vale tener una moneda potente en constante lucha con el dólar si tu país no puede avalar ese "poder"?
A día de hoy nos encontramos con una Europa de dos velocidades en la que el coste de la vida de la Europa pobre se asimila al de la Europa rica estando su renta per cápita todavía lejos de estos.

Un ejemplo sangrante de esto es la reciente subida del precio del metro de Madrid. En menos de un año el billete sencillo ha pasado a valer el doble.

La polémica campaña tras la primera subida del billete de metro junto a una atenta observación que hizo alguien

Porque al cierre del grifo del dinero se ha sumado un afán recaudatorio nunca antes visto. Y el objetivo, el mismo que el de antes, ahogar a los que aún tienen la suerte de conservar su trabajo.

Y aún hay gente que aplaude estas medidas, sin darse cuenta de que lo que antes era el ciclo del lujo ahora puede convertirse en el ciclo de la pobreza, que por los mismos conductos por donde fluía el champán también puede correr el veneno que destruya el sistema.

Muchas de las nuevas medidas están orientadas al aumento de la jornada laboral de los funcionarios. Los palmeros del gobierno ya han sacado sus clásicas frases de "que trabajen como yo, que abro el bar desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la noche", "menuda jeta tienen los profesores, 2 meses de vacaciones y todavía se quejan".
Este aumento no tiene otro objetivo que el de adelgazar el cuerpo funcionarial hasta su mínima expresión. El mecanismo parece bastante claro: Si en un puesto hay 8 personas que trabajan 35 horas semanales y se les aumenta su jornada a 40 horas semanales, el mismo trabajo estaría cubierto por sólo 7 personas. Dado que el funcionario de carrera tiene garantizado su puesto de por vida, dicha reducción llegará cuando una de ellas se jubile.
Ahora bien, ¿qué efectos tiene esto sobre la pirámide social? ¿Qué dirán las señoronas neocon cuando se les anuncie que se reducen sus pensiones porque donde antes cotizaban 8 persona ahora cotizan 7 y hay que pagar una pensión más? ¿Qué dirá el dueño del bar cuando el profesor de sus hijos esté de baja y no se mande a ningún sustituto? ¿Que dirá el periodista de Intereconomía cuando se lesione jugando al pádel y no haya un solo médico disponible que pueda atenderle?

Porque el ciclo de la pobreza es si cabe más imediato que el del lujo.
Si a un bar acuden 15 funcionarios en vez de 25, el dueño necesitará menos camareros y menos leche para cafés. Si 10 bares piden menos leche para cafés, la empresa distribuidora necesitará menos transportistas y almacenará menos leche. Si se reduce la producción de leche necesaria, se hará un ERE en la planta de tratamiento y los ganaderos suministradores tendrán que sacrificar sus vacas. Si hay menos vacas, se realizarán menos controles y se necesitarán menos trabajadores en Sanidad y vuelta a empezar.

Todo parece, por tanto, apuntar hacia la tan temida recesión.
¿Qué hacer? ¿Ha llegado el momento del Decrecentismo?

A mi no me preguntéis, no soy economista (y dudo de que muchos de los que lo son tengan mucha idea al respecto).


Esta semana corto (nunca mejor dicho) el artículo aquí. Sobre este tema hay mucho más que debatir, por lo que no descarto una segunda parte hablando de algunos aspectos particulares.

Ya lo pensaré, mientras tanto recibid un cordial saludo de mi parte.

sábado, 7 de abril de 2012

Hasta el cielo con ella

Redobles de tambor que te atraviesan las entrañas, toperas de incienso dignas de un CoffeeShop holandés y ríadas de lo que parecen ser miembros del Ku Klux Klan invaden las calles... sí, ha llegado la Semana Santa y en JUANJO DICE haremos una radiografía de una de las fiestas por antonomasia del calendario español.

Típica procesión en Oklahoma

Es septiembre, y sales a pasear tranquilamente por la calle. A lo lejos escuchas una melodía de este estilo y sabes que la Semana Santa se acerca:


Porque la Semana Santa es como la Navidad en el Corte Inglés, cada año llega antes.

Trátase Semana Santa del súmmum de las fiestas cristianas, la rave de Dios. El domingo de Resurrección representa para los creyentes el culmen de su fe y eleva a Jesucristo a algo más que un hippie barbudo del siglo I que traía de cabeza al Imperio Romano.
Es lógico pensar, pues, que tras un año de devoción qué menos que montar una fiesta tóguapa con desfiles coloridos, carrozas y música (aunque esta descripción bien podría aplicarse también al Día del orgullo gay).
Pues aquí viene la primera gran contradicción de la Semana Santa: ¿cuántos de esos costaleros, penitentes, cornetas etc. acuden a misa más de dos veces al año?
Parroquias cuya clientela tiene una media de edad superior que la plantilla del Levante UD y seminarios más vacíos que un concierto de Javián de OT1 contrastan con las hordas de gente, desde niños de teta hasta ancianos en silla de ruedas, que se aglutinan en torno a sí las chorrocientas mil cofradías que pueblan la península ibérica.

Llama la atención especialmente la aparición de los llamados capillitas tal y como los define la Frikipedia:
http://www.frikipedia.es/friki/Capillita

Son éstos la tribu urbana por excelencia de la Semana Santa. En el camino que lleva a la Semana Santa, esas bandas que dejamos ensayando en un aparcamiento a mediados de septiembre comienzan una gira de conciertos digna de U2 o los Rolling Stones y editan CDs. CDs que en febrero-marzo van a parar a la guantera de los coches de los capillitas y en sus radiocassettes las marchas semanasanteras comienzan a sustituir a la vaina loca, los rayos de sol y toda esa mierda reguetonera que suena durante el resto del año.
Comienzan a aflorar al mismo tiempo el resto de componentes de lo que he dado en llamar el kit del capillita compuesto entre otros por patillas de señorito andaluz, polos con cuello de bandera de España y pulseras pijofláuticas a lo Sara Carbonero.

Kit básico para capillitas principiantes

El capillita está así preparado para vivir una semana de éxtasis desde el mismo domingo de Ramos.

Presentados algunos de los personajes más característicos de la Semana Santa, es hora de dedicarle unas líneas a la Semana Santa ciudadrealeña, declarada de interés turístico nacional (como otras 50 a lo largo y ancho de la geografía española, nada especial, vaya).

¿Cómo definir la Semana Santa de Ciudad Real? Mmmm. Dejadme pensar... Si tuvieseis que explicar a un extranjero qué es tuenti, ¿qué dirías? La copia española y cutre de facebook. Pues la Semana Santa culiparda vendría a ser el tuenti de las Semanas Santas, una copia autóctona y descafeinada de la Semana Santa sevillana (dándose además la casualidad de que las personas más activas en Semana Santa son también las más activas en tuenti) .

Ciudad Real ha vivido desde siempre en un complejo equilibrio entre el carácter recio y austero de Castilla y el jolgorio y la guasa andaluza. Por desgracia para nosotros, en lo que a Semana Santa se refiere, en vez de optar por una Semana Santa sobria, de recogimiento y oración como son las castellanas hemos recibido desde allende Sierra Morena los influjos de las procesiones andaluzas (influjos que han llegado depués de tomarse un café en Casa Pepe Despeñaperros, por supuesto). Unas procesiones que dejan a un lado el significado religioso para convertirse en espectáculo al más puro estilo Tele5 y que da lugar a situaciones esperpénticas como las que procedo a describir.

En primer lugar tenemos la iconodulia que degenera muchas veces en idolatría.
Manifiéstase esto de diversas maneras, a cada cual más sonrojante.

Ejemplo de ello son los gritos de "¡Guapa! ¡guapa!" que acompañan al paso de los palios de vírgenes. Muchas veces dudo de si las señoras que gritan eso están viendo la imagen de una madre al que le han matado a su hijo o un desfile de Victoria's secret.
Y ahora suelto una comparación de esas por las que luego mis detractores me critican: ¿os imagináis que a la entrada de los juzgados una panda de señoras gritasen lo mismo a la madre de Marta del Castillo? ¿no estaría eso totalmente fuera de lugar? Pues eso.

¡Guapa! ¡Guapa!

También podemos ver a comunistas varios  que critican durante todo el año la X de la Iglesia en la declaración de la Renta y que por estas fechas cambian el pin de la República por el medallón de la cofradía. Preguntados al respecto las respuestas suelen ser del tipo "Es que desde pequeño soy muy devoto del Cristo de Medinaceli". Pues sepa usted que el Cristo de Medinaceli es el mismo Cristo de la Caridad y el mismo Cristo al que veneran esos a los que usted ataca ardorosamente el resto del año. ¿O es que usted idolatra a la escultura cual fan de Iniesta venera las botas con que marcó el gol de la final del Mundial?

Tampoco pega mucho el ritmillo con el que bailan a los pasos. Así podemos ver desfilar unas escenas de latigazos, crucifixiones y lanzazos bastante gores con una coreografía propia del musical del Rey León. Aunque bueno, ya estamos acostumbrados a que un pasodoble sirva para acompañar igual una verbena de pueblo que una corrida de toros, es parte de la tragicomedia hispana.

Podría citar muchas más incongruencias debidas a la disociación entre símbolo y significado pero pasemos al esperpento número 2: el acento sevillano.
No conformes con copiar la estética sevillana, muchos de los capillitas comienzan a desarrollar un extraño acento y vocabulario andaluz, especialmente entre los capataces, uno de los elementos más admirados por los capillitas en la jerarquía procesionística.
Una admiración que se eleva hasta límites insospechados cuando el capataz es auténticamente sevillano. Para los que no estén en el mundillo puede decirse que la sensación que genera entre los capillitas la frase "Ese capataz es de Sevilla" es similar a la que produce "Ese profesor ha dado clases en Harvard" entre los universitarios.

Otra tradición heredada del acervo sevillano son los costaleros. De todas las formas que hay de portar un paso, ¿cuál era la que debía imponerse en la Semana Santa ciudadrealeña? Pues lo que se hiciera en Sevilla, claro, y no es otra que la de llevar los pasos a costal. Así, hace ya bastantes años se decidió quitar las ruedas a los pasos y reclutar una panda de capillitas enfervorecidos cual berserkers del siglo XXI para que se metieran en manadas de a 30 debajo de un paso para mayor honor y gloria de la cofradía
Esto me lleva a pensar en la típica frase de abuelo de "si tuvieran que cargar 200 kilos por obligación seguro que protestaban".

Y es que la Semana Santa tiene estas paradojas. En efecto, seguro que en condiciones normales nadie andaría durante 4 horas a ritmo de cojo o cargaría una tonelada sobre su chepa pero va a resultar que si hay algo de milagroso en ella, algo que lleva a que una persona que está de baja haga estos alardes físicos.
Para que luego hablen de estereotipos.

Terminaré aquí este artículo sobre Semana Santa, antes de que llegue el lunes de Pascua. Como siempre, podéis opinar sobre estos temas, aportar experiencias y/o compartir noticias.

¡Ah! Se me ha olvidado comentar lo que más me gusta de la Semana Santa... Que den vacaciones, por supuesto.